viernes, 5 de octubre de 2012

Manejo del miedo en momentos de cambio




Hoy en día en nuestra sociedad utilizamos diferentes tipos de palabras para definir a los adultos, a los adolescentes y a los niños.  

Gracias a esos rótulos, las personas se identifican desde que son pequeños creyendo que son una calificación que la sociedad les ha puesto, generando por supuesto pertenencia a  estos arquetipos incluyendo las respectivas limitaciones que los definen a estos.  Estos rótulos que se han adquirido como propios, conllevan creencias también sobre limitaciones y que cuando se tratan de cambiar producen miedo, esta es la vibración capaz de congelar y bloquear cualquier creación que podamos hacer; el miedo genera alteraciones en el cuerpo emocional que terminan por afectar los demás cuerpos, incluido el físico y que interrumpe la expresión de todas las capacidades y el potencial que se tenga.  



Con respecto a los miedos, gran parte han sido aprendidos; los padres normalmente se encargan de reflejar un temor personal  o una carencia emocional en sus hijos, por ejemplo si un padre siente miedo al futuro, le va a transmitir a sus hijos ideas de acumular y  de evitar  moverse a lo que se encuentre fuera de la zona de confort, programando a vivir desde la carencia; entonces el mensaje a su familia será a que no abra las alas para experimentar la misión, para poder  quedarse dentro de una aparente seguridad, que a la larga es un sistema de control; este esquema se repite con todos los miedos proyectados y así los niños aprenden comportamientos y pensamientos que van incorporando a sus mentes como herramientas para la toma de decisiones en su vida.


Existen muchos más tipos de miedos aprendidos, unos tan delicados que además del miedo involucran la culpa; por ejemplo el miedo al infierno o a cualquier otro castigo, todo se suma para que la mente genere más barreras y para que las personas permanezcan en estados de ansiedad como un factor de su vida cotidiana normal.   

Una vez la mente acostumbrada a vivir en estado de ansiedad, se vuelve incapaz de observarse y de ver en qué momento del tiempo genero esa información de miedo y en sí que es lo que actúa de dispositor en su vida, la persona al no poder observarse, se queda siempre identificada con la mente y por tanto esta situación se repite una y otra vez sin que se vea una salida.  


Podemos trabajar en salir de la mente y de sus procesos observándola, de esta forma la mente empieza a dejar de recrear todas aquellas experiencias que son generadas por la información de miedo que está allí codificada, se haya hecho consciente o no.  Para observarla, también hay que permitirse sentir todo aquello como lo que es, una sensación física, el  punto aquí es poder hacerlo sin juicio sobre la experiencia, solo observarla y sentirla; si entramos a juzgarnos, entonces volvemos a entrar a la mente sin permitirnos aprender del para que de la experiencia.
 

El miedo viene de la dualidad en sí mismo y de tener una conciencia de separación que además, detiene el desarrollo espiritual, por eso  es un aspecto importante a trabajar en estos momentos de cambio; hacer conciencia de esto y de integrar la información que la mayoría de las experiencias que llamamos dolorosas, han sido programaciones nuestras que tienen como origen esos códigos de miedo.  Es un cambio de paradigma bastante radical, para este cambio se requiere salirse de todos los arquetipos, como el de víctima por ejemplo y reconocer que se es el responsable de de crear dichas experiencias. 



El gran cambio en el desarrollo espiritual es el de dejar las referencias externas, para integrar que la creación se realiza desde la esencia, es un cambio que toma tiempo y que genera mucha confusión interna en su proceso, mientras se logra reprogramar hasta la ultima célula con la nueva información de luz. 


Cuando se hace este cambio se retoma la conciencia en el propio poder y por lo tanto la creación y dirección de la vida, entonces se sale de todos los viejos sistemas de creencias y control, como creer que la salvación o castigo esta fuera de uno mismo, esto nos llevará a comprender que el mundo en que vivimos es nuestro reflejo.




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